Estimados lectores:

Comparto ahora con ustedes una de las últimas experiencias culinarias,  como yo las llamo, que he vivido.


Los que me conocen saben que no me defino, precisamente, por ser "chica de campo". Pero, cuando se trata de desconectar y si, además, lo puedo combinar con "buena comida", ahí estoy yo.

Uno de los lugares donde recientemente se dieron estos dos factores lleva por nombre La Grappe D'Or, en Bélgica.  

Se trata de un hotel gastronómico, modo tradicional, perdido en medio de explanadas de verdor, donde el que lo visita acude a él en busca de descanso,  y, sobre todo, de su cocina.

Estamos, entonces, ante una estancia basada en: comer, comer y más comer, para luego caminar por los alrededores de las instalaciones y terminar comiendo nuevamente. Por una vez, ¿por qué no? El cuerpo lo agradece.

A continuación os dejo algunas fotografías resultado de la experiencia.  Para los que me siguen por Instagram, como siempre, también he subido y subiré videos.

Un abrazo en la distancia...















































Vestido: Benetton
Zapatos: Pikolinos
Gorra: Zara
Bolso: Salvador Bachiller
Gafas: Chloé