Estimados lectores,
Así, casi sin percatarme, los días han pasado a velocidad del rayo. Julio nos ha dejado ya y damos la bienvenida a agosto mientras, en lo que a mí respecta, ni cuenta me he dado de ello. Tan inmersa he estado en mis quehaceres y nuevos proyectos de vida que los días no me dan... ¡No me da la vida!
Estoy contenta. Estoy feliz por las sorpresas que me he ido encontrando en este último tiempo. A veces, temerosa también, cuando sabedora de nuevos desafíos, no puedo evitar preguntarme si estaré a la altura.
Es en estos casos de incertidumbre en los que sólo nos queda agarrarnos al caballo galopante de la vida y dejarnos llevar... Nuevos horizontes, nuevos mundos esperan.
Tomo ahora esta oportunidad para mostraros otro de los rincones del país que me acogió sin reservas, Luxemburgo.
De fondo, la ciudad vieja, donde tanto me gusta perderme; entre sus callejuelas, casas antiguas, en uno de sus muchos restaurantes o cafeterías alternativas; o paseando junto al río que, cual culebra hambrienta, serpentea muy en silencio entre viandantes y ciclistas ávidos de un momento de quietud después de una larga jornada de trabajo.
Y de fondo también pero en lo alto, el barrio de las instituciones, con sus rascacielos presidiéndolo todo. Ciudad de historia, leyendas y mucho duende, pero también de funcionarios, fortunas escondidas y piratas por doquier.
Un abrazo en la distancia...
Peinado: Eric & Laurent Luxembourg
Blusa: Zara
Pantalón corto: Sisley
Bolso: Guess
Zapatos: Calzados Diez Madrid
Pulseras: Pandora
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