¿Habéis soñado, alguna vez, con quedaros encerrados en un museo y pasar la noche, a la lumbre de la oscuridad, deambulando por sus pasillos, descubriendo cada uno de sus rincones o, más aún, de sus pasadizos secretos?
Así es como me sentí yo en el Hotel Le Negresco: hospedada en un museo.
En primera línea de la Costa Azul, en Niza, es imposible no percatarse de la construcción de su edificio, uno de los más emblemáticos de la ciudad. Situado en la Baie des Anges y construido por el rumano Henri Negresco, en 1912, se trata de uno de los hoteles más importantes del mundo (es miembro del consorcio The Leading Hotels of the World) y monumento histórico del país galo.
A él acuden personas de alto nivel adquisitivo, famosos, artistas, políticos, Reyes, príncipes y princesas... y en eso me convertí yo, en una princesa aunque fuera por tan sólo unos días.
Tuve la fortuna de poder hospedarme en sus instalaciones durante ocho días, en el quinto y último piso, el más exclusivo del hotel, sólo, como ellos apuntan, para clientes VVIP (very, very important people). Fueron ocho días maravillosos que, como siempre digo yo..., pasaron a pasar parte de mi cajita de recuerdos y en los que me mimaron como nunca.
Del hotel destaco su mobiliario y decoración: piezas museables, de estilo rococó, en suites con colchas de vizón; sus salones y restaurantes, como Le Chantecler, con dos estrellas Michelin o La Rotonde, simplemente indescriptible por su originalidad (a él dedicaré un post próximamente); sus interiores en colores poco común, como el rosa o el lima; su playa privada con desayunos junto al mar mientras tus pies juguetean con la arena...
Pero me quedo con su colección de arte embelleciendo cada uno de sus rincones y que me hizo sentir que los sueños sí se pueden cumplir..., como el de dormir en un museo...
Sí, queridos lectores, dormir entre Picassos, Dalís, etc., es un placer que no muchos pueden presumir de haber gozado y yo tuve esa dicha, por esas sorpresas que te da la vida.
Y despedí el año 2017 entre esas obras y gentes que nunca pensé llegaría a conocer y sintiéndome la mujer más afortunada del mundo.
Porque cuando la vida te cierra una puerta, se abre una ventana y, en mi caso, grande, grande... de par en par.
Un abrazo en la distancia...
Vestido: H&M
Botas: Nando Muzi
Cartera: Di Bye
Accesorios: Colección Personal
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