Aquel día el sol brillaba en el cielo y prometía brindarnos un fin de semana como pocos en este periodo del año. Es por eso que nos dijimos que sería la oportunidad perfecta para visitar la frontera belga con los Países Bajos y, en concreto, el Parque Natural Protegido Le Zwin. A ver únicamente cuando el tiempo es benévolo con uno...
La reserva está situada en la costa del Mar del Norte y, entre otras cosas, es un plan a tener en cuenta cuando se busca estar en contacto con la naturaleza, la fauna y el mar.
Nos habíamos levantado algo temprano para poder aprovechar el día al máximo y, una vez allí y aparcado el coche, empezamos nuestro periplo en bicicleta.
Se trataba de recorrer parte del litoral en bici; casi dos horas de trayecto. De hecho, en eso consistía también la experiencia, en dejarnos agasajar por la brisa del mar mientras disfrutábamos del paisaje belga.
- Agarra bien tu sombrero porque vendrán ráfagas de viento; me dijo mientras nos disponíamos a pedalear.
- Lo vas a perder. El mar está justo detrás de esas dunas, más cerca de lo que crees. Escúchame y toma bien tu sombrero.
No me importaba... Ese día, y porque soy de ésas que, dependiendo del ánimo, se viste, me apeteció sacar a pasear mi sombrero negro de lana, y aquélla camisa oversize que continuaba esperando en el armario una ocasión como tal, y los fantásticos suecos que había encontrado en mi último verano en Canarias y mis gafas de sol efecto espejo de Komono...
Y pedaleamos y pedaleamos, como tantas otras parejas, dejando la playa a nuestras espaldas. Pareciera que, debido al bien tiempo, ellos también hubieran concebido la misma idea de excursión idílica.
El sol de frente, como buen compañero de viaje...
Le Zwin, brazo del Mar del Norte que separa Bélgica de los Países Bajos y, a su vez, el litoral de la parte continental. Allí el mar tiene tal virulencia que difícilmente se pueden apreciar sus dunas, frecuentemente inundadas hasta casi desaparecer.
- Lástima; le dije, justo al descender de la bicicleta y dejarme transportar por la belleza de la flora, y sus insectos, con sus ruidos...
Recordé las Dunas de Corralejo, en Fuerteventura. Era inevitable caer en el juego de comparaciones; aunque pronto me percaté de que no era lo propio.
- Cada año miles de pájaros vienen a Le Zwin para hibernar, antes de proseguir con su largo viaje; me informó con una clara expresión en su cara de sentirse "en casa".
Me dije: Él es feliz, y eso era lo que contaba...
Camisa: Stradivarius
Top Lencero: Promod
Pantalón Corto Vaquero: Zara
Suecos: Gioseppo
Sombrero: Zara
Gafas: Komono
Complementos: Colección Personal
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