Estimados lectores:
Este fin de semana se trataba de aprovechar los últimos rayos de sol del verano, mientras empezamos a soñar nuevamente con las próximas vacaciones y destino a visitar.
Knokke, para los que nos encontramos en este punto del planeta, es una buena opción. Es, como yo la llamo, la Marbella belga y, como tal, aunque el sol no brille en todo su esplendor, siempre se puede tomar una copa en alguno de los múltiples bares o pubs a pie de playa o, cómo no, caminar a lo largo de sus avenidas.
Resulta cuanto menos curioso para alguien como yo, que provengo de las Islas Canarias, hacer la comparación entre lo que aquí y en mi tierra se considera ocio o lo que se entiende por disfrute de la playa.
En Knokke se respira lujo por cada uno de sus rincones y para su gente es primordial poder guardar la privacidad hasta cuando de tomar el sol se trata. Casetas para cada una de sus familias, lugares exclusivos de reposo, sofás y todo tipo de decoración en primera línea de playa... Resulta casi de película...
Y, a modo de colofón, autos de lujo entre bicicletas mil, en una clara apuesta por salvar el planeta.
Esto es Knokke y toca, simplemente, no entenderlo sino aceptarlo y disfrutarlo.
Un abrazo en la distancia...
Pantalón corto: Zara
Blusa: El Corte Inglés
Bolso: Guess
Zapatos y Gorra: Stradivarius
Complementos: Colección Personal
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