Estimados lectores,

Ayer, al salir del trabajo, me topé con este cielo maravilloso. Constituyó para mí, sin duda, uno de esos regalos maravillosos con los que la madre naturaleza nos premia y que para disfrutar de ello sólo tenemos que levantar la vista, abrir los ojos y dejarnos agasajar...


Salir de la oficina y encontrarme con esto y poder llenar mis pulmones de aire fresco, frío, frío... mientras admiro la puesta de sol, no tiene precio. Es entonces cuando te llegas hasta sentir culpable por no haber disfrutado de ese paisaje antes. 

Ese paisaje siempre ha estado ahí, cada día, cada atardecer... e inmersa tal vez en la rutina y estrés del día a día, en el frenético ruido de la ciudad y la perspectiva de las obligaciones, no había reparado en ello. 

Tomé estas fotos rápidamente y, aunque sé que la calidad no es para nada la propiada para un blogg, quiero compartirlas con ustedes. Les muestro, con ello, además, uno de los sitios por los que suelo moverme, mi lugar de trabajo. 

Así, sin importarme el look, ni la nariz congelada o la vista cansada después de una larga jornada ante el ordenador.  Si con ello logro hacerles parar tan sólo un instante también a ustedes e invitarles a alzar la mirada y disfrutar del instante presente, habrá merecido la pena. 

Un abrazo en la distancia...



























Abrigo de piel: Imperio, Italia
Jersey: Cool Cat
Pantalón: Calzedonia
Zapatos: Nando Muzi
Bolso: Braccialini