Ven..., sí, tú, no tengas miedo...

Ven..., sí, tú, ven conmigo, que te voy a enseñar un rincón en el que sólo estaremos tú y yo.

Ven... no tengas miedo; en el amor no existe el daño o, al menos, eso me enseñaron a mí.
Te mostraré lugares únicos y formas distintas de amar, donde no cabe ni la tristeza, ni la indiferencia o el olvido. Tan sólo seremos tú y yo, amándonos.

Ven... ¿te gusta? Siempre te soñé y nos soñé, así, en un lugar como éste. ¿No es maravilloso?

¿Sabes? Me sonroja tu manera de mirarme. Me pides que levante la cara una y otra vez. No puedo...; siento cómo me desnudas con la mirada.

Calor, fuego...

Ven, toma mi mano... tal vez así todo sea más fácil y fluyan las sensaciones.

Y ahora... Cierra tus ojos. Déjame que me acerque a ti; déjame sentir tu olor y rozar tu piel, muy sútilmente primero; así, casi sólo con la punta de mi nariz, para luego pedir más...

Y Bésame... Ayúdame a verte tal y como eres y quítame este miedo. Sí..., porque yo también tengo miedo.

¿Lo ves? Ahora sólo somos tú y yo amándanos...